Harald Szeemann, el comisario más influyente del siglo XX, quiso incluir la obra de Thomas Virnich Fliegende Katakomben (Catacumbas Volantes) en la exposición que comisarió en 1998 en el Kunsthaus de Zurich sobre el concepto de “El Declive del Mundo y el Principio de la Esperanza”. Pero, a medida que Virnich trabajaba en su obra, ésta se iba haciendo más y más grande, más y más compleja; hasta que superó los límites asumibles en una exposición colectiva. Finalmente, Szeemann sólo pudo incluir en la muestra un modelo a escala 1:100 de la instalación.

Klaus Littmann expone por primera vez en Zurich el cosmos escultórico de Thomas Virnich en sus dimensiones originales. Gracias al generoso compromiso con el arte de Trudie Götz, la obra se muestra en la nueva sala de exposiciones Projektraum 455a. El espacio era una de las tiendas de lujo Trois Pommes Luxury Vintage propiedad de Trudie Götz, que ha decidido destinarlo a la realización de exposiciones de arte no comerciales.

La idea básica que subyace tras “Fliegende Katakomben” acudió a la mente de Thomas Virnich durante una larga estancia en Roma en 1995. Las sinuosas, largas y estrechas catacumbas de la ciudad con las que quedó fascinado le inspiraron para palsmar Roma en una escultura.

Posteriormente tuvo la oportunidad de visitar la estrambótica colección de objetos y reliquias depositados en el almacen un anticuario de Amberes. Impresionado por las experiencias vividas en Roma y Amberes comenzó a crear su propio cosmos, un mundo particular que podía reordenar y reinventar a su antojo.

La instalación se compone de 25 esculturas individuales de 7 × 5 metros, con hasta 5 metros de altura, que pueden ser adaptadas a cada espacio expositivo.

“En cuanto entré en la sala comprendí que era perfecta para la obra de Thomas Virnich. En este espacio, las Catacumbas Volantes constituirán una experiencia que agitará a la gente”, afirma Klaus Littmann acerca de  Projektraum 455a y la instalación de Virnich.

Trudie Götz ha decidido ceder este espacio para atraer a los jóvenes al arte. “Anhelo emprender esta aventura y estoy feliz por haber conseguido entusiasmar a Klaus Littmann con este proyecto”, señala.

Más Catacumbas Volantes. Zúrich 2010